
Tengo miedo,
del horrible humano implacable.
De opinión prejuiciada.
De una vista carente
que examina sin lente de piedad y amor.
¡Si!
¡soy muy débil así !
¡Tengo miedo!
De esas dagas filosas, que sajaron mi alma;
que marcaron la espalda; tanto, tanto lloré.
... y suspiro
mientras nace en mi alma
el recuerdo latente;
tu balanza oh juez de la gloria; tu balanza de amor.
La balanza que es justa
que no ahoga ni asfixia
con crueldad o malicia.. .
Y la veo
y suspiro,
luego corro y me postro...
y ahí lloro (¡Cuánto lloro!)
con el alma entera aspirando la herida
de tus píes mi maestro...
¿Tengo fe?
me preguntas
Yo no quiero ni hablar
solo quiero llorar
todo el grande dolor
todo lo que en verdad sucedio mi Señor
¿Tengo fe?
me preguntas
Si tiernísimo Padre
no poseo otra cosa
al estar a tus píes.
Si tú sombra me ampara ¡Tengo fe!
Si tu abrigo divino
me adormece oh rey ¡Tengo fe!
Tu amistad y tu dulce refugio ¡es mi fe!
mi más grande orgullo
mi preciado tesoro...
¡Tengo fe!
Solo en tí, mi precioso abogado
Mi amigo tan fiel.
Cuando llames un día
y con marcha y trompeta
se mencione mi nombre
yo sabré
que tu recia mirada,
amaré
